Utilizan extractos de plantas nativas para desarrollar el primer tratamiento contra el dengue
En miras a desarrollar el primer tratamiento contra el dengue, desde el Conicet lograron inhibir la multiplicación del serotipo 2, de mayor circulación en el país, a través de extractos y compuestos naturales de un grupo de plantas autóctonas en Argentina. La investigadora líder del estudio y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Valeria Sülsen brindó detalles del trabajo al aire de la 99.7, la radio de la Universidad Nacional del Nordeste.
En los últimos nueve meses, Argentina superó los 435 mil casos acumulados y 300 muertes por dengue, según el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación. Mientras autoridades nacionales trabajan en un plan integral de prevención focalizado para zonas endémicas, provincias como Corrientes, Salta y Misiones iniciaron un proceso de vacunación público.
A la fecha se trata de una enfermedad viral sin cura. Las personas infectadas acceden a un acompañamiento clínico de carácter paliativo para atravesar las fases más agudas de la sintomatología, o se recomienda la inmunización para reducir las posibilidades de desarrollar un caso severo ante la picadura del Aedes aegypti. Por ello, las científicas y científicos que conforman el Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco (CONICET-UBA) celebran los resultados favorables de una investigación que busca descubrir cómo inhibir la multiplicación del virus del dengue para desarrollar el primer tratamiento específico para la enfermedad.
Lograron demostrar que cuatro extractos y tres compuestos naturales son capaces de inhibir de manera efectiva y selectiva la replicación del serotipo 2. El estudio se encuentra en su fase in vitro, y abre las puertas al diseño de fármacos de acción antiviral en un contexto crítico a nivel regional: Argentina, Brasil y Paraguay concentran el 89% de los casos en América Latina.
“Cuando se trata de buscar nuevos medicamentos para el tratamiento de determinadas enfermedades se pueden seguir distintos criterios, y uno de ellos es buscar moléculas o compuestos nuevos en la naturaleza. El equipo que dirijo tiene específicamente como objetivo la búsqueda de drogas, activos y medicamentos para las enfermedades categorizadas como desatendidas”, detalló Sülsen en conversaciones con Radio UNNE.
La especialista explicó que la industria farmacéutica internacional enfoca sus desarrollos en patologías con miras a la rentabilidad por lo que las enfermedades de alta prevalencia en América Latina u otras regiones en vías de desarrollo, que afectan principalmente a poblaciones socioeconómicamente vulnerables, no cuentan aún con tratamientos efectivos. El chagas, la leishmaniasis y el dengue son algunas de ellas.
De la tierra al laboratorio
En el Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco trabajan con plantas nativas, autóctonas de Argentina. Las investigaciones para el tratamiento contra el dengue parten de muestras de una especie de plantas presentes en las provincias de Catamarca, Entre Ríos y Buenos Aires.
“Nos abocamos a un tipo en particular de flora, de las familias Asteraceae, de gran variedad y disponibilidad. Algunas son comestibles, como la lechuga y el girasol; algunas son medicinales, como el árnica. La particularidad que tienen es que fabrican, por así decirlo, determinados compuestos o moléculas que son de interés porque tienen actividad contra los que son distintos microorganismos”, indicó la investigadora en el aire de la 99.7.
“Encontramos una molécula bastante promisoria”
Estas plantas fueron seleccionadas porque ya se comprobaron usos beneficiosos en otros estudios en estadios más avanzados. Sülsen recordó que un porcentaje muy importante de los medicamentos que tenemos disponibles vienen de la naturaleza: “son compuestos directamente naturales o que han sido naturales y se les ha hecho alguna modificación”, apuntó.
“Encontramos una molécula bastante promisoria. Cuando se tiene un extracto o un compuesto se pueden hacer estudios de lo que se llama mecanismo de acción: cómo estos compuestos interactúan con proteínas específicas que están involucradas en la replicación viral, para saber de qué forma están actuando para bloquear al virus”, señaló la especialista.
Para este proceso también utilizarán herramientas de la inteligencia artificial. Sülsen puntualizó que el avance de las tecnologías basadas en modelos matemáticos permite predecir si una molécula puede ser potenciada en sus propiedades al realizarle determinadas modificaciones, cómo se va a comportar y cuál será su eficacia ante ciertos microorganismos, para así avanzar en los ensayos con información más concluyente.
Sülsen tiene expectativas de próximamente iniciar ensayos in vivo en animales, para evaluar cómo se comportan las moléculas y extractos que dieron buenos resultados a escala de laboratorio, poner a prueba estas moléculas y compuestos en las distintas etapas y según los estándares que se deben evaluar en la producción de un fármaco, como ser las vías de administración, dosaje, reacción del metabolismo y excreción.
Con esta investigación encaminada a diseñar antivirales contra el virus del dengue tipo 2, la especialista apuntó que el objetivo es seguir adelante realizando ensayos con los otros tres serotipos restantes de dengue, y tienen expectativas de reproducir esta metodología para otros virus propagados por el mismo vector, el aedes aegypti, como el virus del Zika y la Fiebre Amarilla.