SALUD Día Nacional de las personas Sordas: la importancia de una detección temprana
Cada 19 de septiembre se conmemora en la Argentina el Día Nacional de las Personas Sordas, para recordar y conmemorar que, en 1885, el Congreso Nacional Argentino sancionó una ley que ordenaba la creación de un instituto nacional para personas sordas, que se constituyó en la primera escuela para sordos de nuestro país.
Existen diferentes dolencias que no se notan a simple vista pero que es fundamental detectar lo antes posible en un recién nacido. La sordera profunda es una de ellas. La pérdida de audición es el obstáculo más aislante que el niño puede sufrir. La escritora Hellen Keller (sordociega) calificó a la sordera como una desventaja más profunda que la ceguera, «ya que la ceguera separa al ciego de las cosas y la sordera separa al sordo de la gente».
«El poder actuar frente a una hipoacusia detectada en forma temprana, es decir, en los primeros meses de vida, significa tener la posibilidad de lograr que niños hipoacúsicos desarrollen habilidades auditivas y lingüísticas comparadas con las de niños con audición normal. La audición normal es de vital importancia para el desarrollo del lenguaje desde el nacimiento, de esa cualidad exclusivamente humana que es el habla», explicó Fernando Salomón, especialista en otrorrinolaringología y director de Otamed.
«El primer síntoma, el más frecuente, que presenta una persona con pérdida auditiva es la aparición de un zumbido en sus oídos. Habitualmente este zumbido desaparece horas o días después, entonces se le resta importancia y no se consulta tempranamente. Sin embargo, es una señal de alerta. Cuando el zumbido es permanente, el daño puede ser irreversible. En esta etapa, la presencia del acúfeno puede resultar un problema que limite la calidad de vida en diferentes órdenes, pero aún es reversible. A medida que el problema persiste, la hipoacusia puede avanzar y resultar en diferentes tipos y niveles de pérdida auditiva. En este momento de la enfermedad el rol del otorrino, más puntualmente del otólogo, especialidad que se dedica a las enfermedades del oído, es fundamental para concientizar sobre la importancia de la detección temprana y los chequeos auditivos», aseguró Santiago Arauz, (M.N. 119.638), otorrinolaringólogo del Instituto Arauz.
Así, en este punto pasa a tener un rol fundamental lo que se conoce como screening auditivo universal –que son estudios no invasivos de la audición del recién nacido- que en Argentina es ley y es obligatorio realizar antes que el niño sea dado de alta del centro asistencial donde haya nacido, sea este público o privado. La hipoacusia es una de las más comunes y frecuentes patologías presentes en el nacimiento.
Según datos oficiales suministrados por el Ministerio de Salud de la Nación, la prevalencia de hipoacusia al nacer es de 1 a 5 / 1000. Es decir, cada año, en Argentina, nacen entre 700 y 3.500 bebés con hipoacusias de diverso grado y diferentes causas, la gran mayoría son bilaterales, y afectan a las cócleas u oídos internos, sitio donde nace el nervio auditivo.
Para determinar si una persona es candidata a un implante coclear debe ser examinada por un equipo interdisciplinario
En verdad, en el país existe la Ley 25.415 para la detección temprana de la sordera, sancionada en 2001, pero que recién fue reglamentada en 2011, cuando también se creó el Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia que depende del Ministerio de Salud de la Nación.
Según esta norma, «todo recién nacido antes de los tres meses de vida tiene derecho a ser evaluado auditivamente y tratado luego de los seis meses en forma adecuada». De este modo y según la reglamentación, si en la maternidad donde nació el pequeño no le realizaron las otoemisiones acústicas, el pediatra debe solicitárselas durante el primer mes de vida. Es un estudio que se puede hacer, también, en los hospitales públicos.
Volver a escuchar
El implante coclear es un dispositivo electrónico que puede restituir la audición en un paciente con pérdida auditiva severa o profunda, es decir, en niños que no pueden escuchar ni la voz conversada ni gritada, y que no se beneficien con el uso de audífonos. A diferencia de este último, que amplifica los sonidos, el implante coclear sustituye la función del oído interno que está afectado.
De este modo, el implante coclear consta de dos partes, una interna llamada receptor estimulador, que se coloca debajo de la piel, mediante un procedimiento quirúrgico, a unos centímetros detrás de la oreja y con electrodos que van dentro de la cóclea. Y otra externa, llamada procesador de habla, que se conecta con la parte interna, a través de la piel, por medio de un imán.
¿Quiénes son candidatos a recibir un implante coclear? «Está indicado en niños a partir de los 12 meses de edad –aunque hay situaciones donde se pueden implantar antes- y adultos que hayan perdido la audición, sin límite de edad máxima. En realidad, el único límite es el estado físico y psíquico que permita una cirugía con anestesia general», aseguró Salomón.
Para determinar si una persona es candidata a un implante coclear debe ser examinada por un equipo interdisciplinario integrado por otólogos, fonoaudiólogos y psicólogos, quienes realizarán una exhaustiva evaluación a fin de determinar si el paciente es apto para recibir el dispositivo y si este debe colocarse en forma uni o bilateral, simultánea o secuencialmente.
¿Cuándo comienza a escuchar un paciente implantado? El encendido del implante se realiza al mes de la cirugía y el mismo puede requerir, para su correcto funcionamiento, calibraciones en forma periódica que van de dos a tres veces por año. El beneficio con el implante coclear va mejorando con las sucesivas calibraciones y, fundamentalmente, con el trabajo que se realiza en las sesiones de rehabilitación auditiva y con el apoyo familiar.
Los audífonos o implantes cocleares no son para los oídos, son para el cerebro. Los oídos y los nervios sólo son las vías para alcanzarlo. Mientras antes y mejor se estimule mejor será el resultado, el período de mayor neuroplasticidad (mayor conexiones cerebrales) es en los primero 6 años de vida.
«Si un niño es implantado dentro de los primeros tres años de vida, prácticamente puede tener una escolaridad normal en una escuela de normo oyentes. A mayor precocidad en la edad de implantación, menor será la rehabilitación audiológica que tendrá que realizar ese niño y más rápido los sonidos -desde la voz de sus padres, la lluvia al caer y la música- estimularán su corteza auditiva», añadió Salomón.
¿Qué debemos tener en cuenta para cuidar la audición?
– Realizar control auditivo a los bebés recién nacidos (otoemisiones acústicas).
– Realizar audiometría de control al ingreso escolar primario.
– Evitar la exposición a ruidos de elevada intensidad. Usar protección auditiva si se trabaja en ambientes ruidosos.
– No exponerse a música de altas intensidades, principalmente cuidar a los bebés en las fiestas (alejarlos de los parlantes y proteger los oídos).
– Usar con moderación y a baja intensidad los reproductores de música.