Residencias estudiantiles colmadas, con mayoría de mujeres en la demanda de cupos
El núcleo de Residencias Estudiantiles 2 de esta ciudad está con capacidad colmada, siendo las mujeres las que mayor demandan hacen de cupo, lo que obliga a tener a los coordinadores una «lista de espera» de ingreso.
La crisis económica afecta el acceso a la educación de nivel superior que, aunque sea en la opción gratuita, tiene un alto costo. El solo hecho de llegar a Sáenz Peña a continuar una carrera universitaria o terciaria implica pagar alquiler, alimentos, transporte y conectividad, siendo una posibilidad para achicar gastos el ingreso a las estatales residencias estudiantiles. Las casas para los estudiantes, un programa instaurado por el gobierno provincial hace dos décadas, permiten evitar el pago de alquiler a muchos jóvenes de distintos lugares del Chaco que aspiran a continuar estudiando.
Los lugares están disponibles por cupos para cada localidad, pudiendo ocurrir que algunos pueblos no hagan uso de esa reserva por la falta de demanda, lo que genera vacantes. Y las vacantes no son un imposible, ya que, por ejemplo, en marzo todavía quedaban lugares disponibles «pero para varones». En el caso de las mujeres «no hay más cupo y la lista de espera es larga». «Vamos llamando a medida que queda alguna vacante de acuerdo con ese listado», menciona Bárbara Madzarevich, administradora del núcleo de Residencias Estudiantiles 2.
El acceso al establecimiento implica para muchas familias la posibilidad de permitirles a sus hijos seguir estudiando. En esa migración de estudiantes hacia la segunda ciudad del Chaco, el costo más alto de asumir es el pago del alquiler de un departamento. La posibilidad a «costo casi cero» son los lugares en las casas de estudio de la provincia. Es «costo casi cero» porque lo único que deben pagar los jóvenes es la factura de la luz y se divide entre todos los ocupantes de la unidad.
FRAGILIDAD ECONÓMICA
La capacidad total es para 188 estudiantes y en el inicio del ciclo escolar «la ocupación era casi total y solamente quedan lugares en el sector de masculinos». Para el ingreso a las instalaciones «se tiene en cuenta la situación económica del estudiante y su familia, dándole prioridad a los interesados que no tienen recursos económicos para hacer frente al pago de un alquiler». El otro requisito «indispensable» es que sean alumnos de instituciones públicas: Uncaus, Instituto Mantovani «y también se toma en cuenta al alumnado del Don Orione».
CUPOS POR MUNICIPIO
En el otorgamiento del lugar para estudiar, los administradores se rigen «por un cupo asignado a cada Municipio. «Como ocurrió en el caso de los varones, había disponibilidad y cualquier chico podía solicitar el ingreso porque no todos los municipios ocupan los cupos asignados», indica Bárbara Madzarevich.
En el caso de localidades pequeñas «no están haciendo uso de su cupo y es entonces cuando se toman esos lugares y se los entrega a otra localidad que necesita». La propuesta de la administración es que los interesados «tomen contacto directo con las residencias porque ocurre que algunos pueblos les van a informar que no tienen cupo, lo cual seguramente es real por la demanda de esa localidad, pero al no ocupar sus lugares otras intendencias, queda la posibilidad de ingresarlos». «Siempre tratamos de dar la posibilidad a todos para tener un 100% de ocupación», dice Madzarevich.
SEGURIDAD MIXTA
En el Ensanche Sur, en el predio de las residencias 2, son 47 las unidades que son habitadas por el estudiantado. Cada vivienda contiene a cuatro jóvenes, no son mixtas y se concentran en cuatro pasillos. Las unidades son exclusivas para varones o mujeres, pero los pasillos son mixtos. «La problemática de la inseguridad generó que la distribución de los pasillos sea alternada entre varones y mujeres», explican desde la coordinación. Ocurre que originalmente se concentraban en un sector del predio a las viviendas femeninas, los pasillos uno y dos, y en el otro, el tres y cuatro, para los masculinos, ahora quedaron intercalados.
Hace un par de años las viviendas fueron refaccionadas y se las reacondicionó tras el deterioro natural por el uso durante más de 20 años. En esa intervención se habían cambiado aberturas, se reforzó la seguridad de las unidades y se habilitó un salón de usos múltiples.