Nación evalúa sacar billetes de $2.000 y $5.000
Con la alta inflación que castiga a la economía y la amenaza de haber llegado para quedarse, además con las tasas más altas desde 1991, hay una necesidad de tener billetes de alta denominación para que el consumo funcione con cierta normalidad.
Ahora se habla de la posible emisión de un billete de 5.000 pesos, que pasaría a ser el de mayor denominación, pensando en la pérdida de valor del actual, el de 1.000 pesos, cuyo poder de compra se consumió apenas cinco años después de su nacimiento.
«Hay conversaciones» entre funcionarios de los organismos de Gobierno involucrados -Ministerio de Economía, Banco Central y Casa de la Moneda- para impulsar la emisión de un nuevo billete aunque “no se habló de ninguna denominación en particular”, publico hoy Infobae.
Desde las cámaras del sector bancario se reiteraron los reclamos en los últimos meses, debido al elevado costo logístico involucrado en el traslado, carga de cajeros automáticos y la custodia de los billetes, que se incrementa en proporción a la cantidad de unidades.
Sin embargo, trascendió que las entidades chocan con cierta renuencia oficial a un billete de mayor denominación bajo un argumento fiscal: los billetes de baja denominación incentivan el uso de dinero electrónico, dada la molestia de cargar y usar muchos billetes para consumos cotidianos. Se trata de un hábito cada vez más extendido que contribuye a “blanquear” y regularizar buena parte de la actividad económica que ahora queda registrada y antes se operaba de contado, “en negro” y sin ticket.
En este aspecto, no pasó desapercibida la decisión del ministro de Economía, Sergio Massa, de reemplazar a Rodolfo Gabrielli por Ángel Mario Elettore al frene de la Casa de la Moneda, que es la institución encargada de emitir los billetes argentinos. Según se rumoreó, el malestar de Massa se gestó por varios aspectos en la gestión de Gabrielli al frente del organismo. Entre ellos, se habló de una gestión administrativa que dejó un “balance en rojo”.
También de que la Casa de la Moneda venía desarrollando líneas de negocios que estaban alejadas de su objeto central y que, además, nunca terminaron de desarrollarse. De hecho, es público que gran parte de los billetes que el Banco Central puso en la calle este año fueron producidos en el exterior. Asimismo, desde Economía reprocharon “la demora en la puesta en marcha de la producción de billetes”.
En ese contexto, las quejas de los bancos respecto a los costos de movilizar enormes cantidades de papel están encontrando oídos mejor dispuestos en las últimas semanas. Según fuentes del sector, el pedido de las entidades se enfoca en la necesidad de emitir billetes de $5.000 y $10.000.
Pero no solo eso: también en la urgencia de sacar de circulación a los billetes de menor denominación. Esto es porque, explican, el problema logístico seguiría vigente aún con nuevos billetes si no se quita del medio a emisiones que ya no valen nada.
Cabe recordar que Argentina ya tuvo billetes de 5.000 pesos en el pasado. Por desagios y cambios de signo monetario ya hubo una emisión en la década de 1960, luego reapareció en 1977 con la imagen de José de San Martín anciano. Tras una quita de ceros llegó un billete de $5.000 con la imagen de Juan Bautista Alberdi en 1984. Y con con el cambio de moneda durante el gobierno de Raúl Alfonsín llegó en 1989 la emisión de 5.000 australes con el retrato de José Juárez Celman.