Muscari: «Hay mucha ignorancia sobre la adopción adolescente»
El productor teatral contó en forma detallada cómo fue el proceso de adopción de Lucio, el joven correntino que buscaba una familia.
El lunes pasado, al mediodía, en una sala del juzgado de Familia, Niñez y Adolescencia N°4 de Corrientes, Lucio, que el 11 de octubre contaba lleno de esperanzas que su máximo deseo era encontrar una familia que lo quiera, comenzó a cumplir ese sueño de la mano del productor teatral, José María Muscari.
La jueza Carolina Macarrein dio la guarda preadoptiva a José María y Lucio se trasladó a Buenos Aires para comenzar a caminar la vida junto a la persona que lo eligió.
«Nos elegimos», relata con toda seguridad José María, quien además comentó que cuando vio el video de Lucio sintió y quiso que fuera su hijo.
CUANDO LOS SENTIMIENTOS MANDAN
Muscari estaba de viaje por Europa con un amigo cuando lo vio a Lucio decir esa frase que emocionó a todos: «Siempre me decía lo mismo mi mamá voy a cambiar, voy a cambiar y nunca cambió; y bueno si no vas a cambiar ya está, si no me vas a querer tampoco, va a haber otra gente que me quiera». Y así fue, ahí estaba Muscari esperando a la persona indicada que llegara a su vida para hacerlo papá.
«Es un poco indescriptible y extraño lo que voy a decir, pero cuando vi el video de Lucio, sentí por un lado, es mi hijo, pero también desee «quiero que sea mi hijo» y, a partir de ese momento, coordiné mi compromiso, mis acciones, mi positividad y todo para que suceda», contó el productor.
Y a pesar que desde el primer momento, por la viralización del video, sabía que muchas familias estaban interesadas en darle un hogar a Lucio, «una voz interna en mí, que nunca me había pasado, me decía «es él»», relató Muscari.
LA PRIMERA VEZ QUE CRUZARON SUS MIRADAS Y SUS VIDAS
Si bien el proceso hasta llegar a la guarda pre adoptiva fue largo, porque la trascendencia de la adopción así lo requiere, sin dudas el momento mágico fue la primera vez que Lucio y su papá cruzaron miradas.
Fue en el Hogar de Varones Miguel Magone, donde vivía Lucio, y Muscari lo pasó a buscar para salir a pasear. «La primera vez que lo vi a Lucio sentí muchos nervios, mucha emoción y los dos estábamos un poco tiesos. Pero ni bien salimos de ese lugar, el vínculo fluyó», sostuvo.
«Toda esa dureza del principio desapareció y fuimos a desayunar, a caminar, a conocer la costanera, el Shopping, entramos al cine y volvimos caminando un montón y hablando. Cuando me di cuenta, habíamos pasado 12 horas ininterrumpidas juntos y ni nos habíamos dado cuenta», mencionó Muscari.
«La relación desde el principio fue muy fluida, porque Lucio es muy fluido», dijo, aunque reconoció que es una relación a construir.
«Ya tengo una cotidianeidad con Lucio, ya vive en casa. Tuvimos pruebas pilotos anteriores, el vino dos días a Buenos Aires, volvió a Corrientes, hubo todo un período de adaptación hasta llegar a esta guarda que es el paso previo a la adopción definitiva y a que Lucio pase a tener mi apellido y que sea legalmente mi hijo», indicó.
LAS RELACIONES SE CONSTRUYEN DESDE EL AMOR
José María Muscari habla con claridad y seguridad, y aunque la felicidad lo invade, es consciente de que en toda relación habrá momentos maravillosos y otros no tanto.
«Por supuesto que todo este camino tiene encuentros, desencuentros y angustias, pero son los mismos problemas que se pueden tener con un hijo biológico adolescente y, en este caso, con la particularidad que durante 15 años no nos conocimos y nos estamos conociendo ahora», expresó.
SU DESEO DE SER PADRE Y LA ADOPCIÓN DE UN ADOLESCENTE
El deseo de la paternidad estaba latente en Muscari desde los veinte y pocos años, y fue a distintas reuniones del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUAGA), pero nunca se concretó.
«Yo tenía la fantasía que tiene mucha gente sobre la adopción, que era adoptar un bebé y en ese momento ya era difícil adoptar bebés y, por suerte, lo sigue siendo. Quiere decir que no hay muchos bebés en estado de adopción. Y eso es bueno, porque quiere decir que tienen sus propias familias. Y en ese momento yo no tenía mucho conocimiento sobre la posibilidad de expandir la idea de la adopción», explica Muscari.
«Luego comenzas a pensar ¿por qué no un niño más grande? Y con el video de Lucio esa idea cobró mucha fuerza, y cuando algo que tiene que ver con el amor, con la empatía y el compromiso, se activa, ya no se puede detener», señaló.
TRANSFORMAR EL DOLOR EN AMOR
Para Muscari la adopción de un adolescente no debe acarrear más dudas e incertidumbres que cualquier otra decisión importante de la vida.
«Dudas tenemos ante todas las cosas de la vida y si no las tenemos no somos humanos. Por supuesto que adoptar, tener un hijo biológico o inseminar; todo nos da duda. Pero considero que hay mucha ignorancia sobre la adopción adolescente y por ello durante los últimos años me interiorice para aprender», aseguró.
«Gracias a la organización «Adopten niñes grandes», que es una movida muy buena que hacen en redes un grupo de madres y padres adoptantes, empecé a conocer la realidad de la cantidad de chicos más grandes que había en estado de adoptabilidad y conocer esas historias que se convirtieron del dolor al amor. Esas historias me impulsaron», añadió.
MUCHOS NIÑOS GRANDES ESPERAN POR ESA FAMILIA QUE LOS ABRACE
Los datos de adopción en nuestro país reflejan una baja tendencia en cuanto a la cantidad de familias que desean postularse a convocatorias de niños adolescentes. Según las cifras que publicó la DNRUA (Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines adoptivos) la gran mayoría de adoptantes buscan un bebé.
De un total de 1874 solicitudes de adopción en Argentina, solo el 0.37% quieren a un adolescente de 15 años o más.
Es decir que hay muchos niños que si no se visibilizan sus historias, como en el caso de Lucio, cumplirán la mayoría de edad en instituciones y luego egresarán y tendrán que seguir su vida sin ese acompañamiento que esperaron durante años.
Sobre esto, el productor dijo: «Cuando yo quería adoptar un bebé tenía veinte y pico de años y quizá en ese momento un bebé iba con mi vida. Hoy que tengo 47 años soy cronológicamente el padre de Lucio, no de un bebé».
«Al tener 47 años, es como que a Lucio lo hubiera tenido a mis 32 años, es totalmente lógica la edad que tenemos y eso hace que todo sea mucho más funcional y dinámico, mucho más real», relató.
«A mi vida le resultaría mucho más complicado ponerme a cambiar pañales o quedarme toda la noche sin dormir, porque el bebé llora, cuando al otro día tengo que encarar mi jornada laboral intensa. Por supuesto que con un adolescente hay otras complejidades, pero no son esas», remarcó.
«Yo tengo la inmensa suerte de tener un hijo que es un ser súper resiliente y que es educado y tiene excelentes hábitos adquiridos, pero si así no fuera, le digo a todo el que tiene miedo de adoptar un niño más grande que lo genial es que viene con un montón de camino allanado y un montón de caminos por allanar juntos. Y eso es lo mejor», finalizó el productor para el que hoy es prioridad fortalecer el vínculo con su hijo.