La Argentina volvió a registrar en octubre la segunda inflación más alta de América latina
La Argentina volvió a registrar en octubre la segunda inflación más alta de América latina. Aunque el dato del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) se conocerá recién el jueves próximo, las consultoras privados estimaron que el mes pasado terminó con una suba de los precios en torno del 3,2 por ciento. En particular, el estudio Eco Go calculó un 2,9% el mes pasado y 35,1% en el último año.
Las consultoras que participan del relevamiento de expectativas del mercado (REM) que elabora el Banco Central proyectan 3,2% en octubre y 35,8% para todo el año, con una baja respecto de la medición previa, pero una suba para 2021. El año próximo estiman que llegará al 48,9% y en 2022 al 38,3 por ciento. Para los próximos 12 meses, los participantes del REM estimaron una suba del 52,1 por ciento.
En el caso de Venezuela, el último dato disponible es de septiembre, cuando alcanzó el 28% y 1813% en el último año. Además, las consultoras privadas proyectan que terminará en 2585% este año, manteniendo el estado de hiperinflación.
En cambio, Brasil informó una inflación del 0,8% el mes pasado, por lo que el último año la suba de precios llegó al 3,9% y, según las estimaciones privadas alcanzará al 3,4% durante el año. México indicó que llegó al 0,61% y el 4,09%, respectivamente.
Uruguay presentó una inflación del 0,64% en octubre y del 9,9% en los últimos 12 meses. Se proyecta que llegue al 9,5% a fin de año. Para Perú, el resultado fue del 0,02% el mes pasado y del 0,5% el último año; para 2020, terminaría en 1,6 por ciento.
Paraguay terminó con una suba de precios del 0,5% el mes pasado y del 1,7% el último año. Se prevé que termine en el 1,9 por ciento, mientras que Colombia presentó una deflación del -0,06% en octubre y una suba del 1,7% en 12 meses; terminaría en el 2% este año.
Complicado panorama:
Un informe de Ecolatina indicó que “en octubre la inflación mensual superó el 3% por primera vez desde que empezó la cuarentena”.
En el mismo sentido, un informe de la UMET explicó que “por primera vez desde el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la inflación de las y los trabajadores superó el 3% mensual, y se ubicó en 3,4%. Este registro muestra una significativa aceleración respecto al 2,8% registrado en septiembre y es el mayor de 2020. De este modo, la inflación acumuló un 26,5% en los primeros diez meses del año, y un 37,0% en los últimos 12 meses».
Esto se debe a que “fue un mes caracterizado por un significativo incremento en la brecha cambiaria, que llegó a superar el 100%. Esto generó faltantes de insumos en diversas cadenas industriales y, a su vez, introdujo presión en ciertos precios fuertemente atados al valor del dólar». Además, “se destaca el aumento de precios de los alimentos durante el mes (4,3%). Aquí es posible distinguir dos fenómenos diferentes” y “las nuevas reaperturas de actividades y la creciente reactivación de muchas de ellas fueron de la mano de incrementos en precios que habían estado casi congelados durante meses».
De cara a 2021, detala la UMET, “la consolidación de la tendencia a la recuperación dependerá de lo que ocurra con la situación sanitaria, pero también de lo que pase en el frente cambiario. En este sentido, la fuerte retracción de la brecha cambiaria desde el pico del 23 de octubre y la mejora en la situación sanitaria constituyen un alivio. No obstante, para que ello sea más probable, es clave que esta reducción de la brecha cambiaria se sostenga en el tiempo”.
En tanto, la consultora que dirige Lorenzo Sigaut Gravina expresó que «a pesar de que el dólar oficial siguió moviéndose como en los meses anteriores y que las tarifas de servicios públicos no sufrieron grandes aumentos, la suba de algunos precios regulados -léase combustibles-, el cierre de las principales paritarias y la actualización de Precios Máximos impulsaron a una inflación que volvió a los niveles pre-pandemia”, explicó.
Hacia adelante, advirtió, el índice se acelerará. “Durante la cuarentena, los tres grandes motores que tiene la inflación en nuestro país estuvieron contenidos. El tipo de cambio oficial avanzó lentamente mes a mes, ayudado por un cepo que reprimió una parte de la demanda. Las negociaciones salariales entraron en pausa hasta la nueva normalidad y las tarifas de servicios públicos siguieron congeladas, en la búsqueda por evitar un mayor deterioro del poder adquisitivo y el entramado social”, detalló. “La calma lograda en los últimos meses habría llegado a su fin”, explicó.
En este sentido, se afirmó “en los últimos meses, se generaron algunos atrasos de precios relativos. Por caso, en la búsqueda por atenuar el impacto regresivo de la cuarentena, el gobierno congeló los precios de varios alimentos y bebidas más algunos otros rubros de primera necesidad”.
Y si bien hubo cierta actualización de Precios Máximos y Precios Cuidados, el IPC Consumo Masivo que elabora Ecolatina «acumuló menos de 18% entre enero y octubre (diferencia de 8 puntos porcentuales en relación con el nivel general), concentrando una suba de casi 5% en los últimos tres meses. Por lo tanto, aclaró, “podrían advenir presiones adicionales por este lado en la búsqueda por recomponer el terreno cedido”.
En el mismo sentido, las tarifas de electricidad, gas y agua subieron menos de 10% desde enero, pero el Gobierno ya avisó que subirán desde enero, “aun cuando esta decisión tenga un impacto negativo para el oficialismo en las elecciones del año próximo”.
En cambio, los precios no regulados -ni acordados- crecieron cerca de 35% entre enero y octubre del 2020. “Los avances en electrodomésticos, equipos electrónicos e indumentaria, entre otros, motorizaron esta suba. En consecuencia, aun cuando el dólar oficial y los salarios no se acelerasen en los próximos meses, habría algunas presiones sobre la inflación producto de las disparidades ya acumuladas”, indicó. Además, “un escenario en donde el dólar y los salarios siguen calmos no es, necesariamente, el más probable”.
“Respecto del primer punto, luego de varios meses de batalla cambiaria, las Reservas netas perforaron los USD 5.000 millones a comienzos de noviembre y se acercan peligrosa y rápidamente a los mínimos de los últimos largos años (2015-2016). Por lo tanto, un mayor ritmo de ajuste del tipo de cambio oficial es un desenlace posible” afirmó Ecolatina.
“En octubre la brecha alcanzó los tres dígitos y habría empezado a impactar en la inflación, producto de problemas de abastecimiento de algunos bienes, sumado a la creciente incertidumbre que enfrentan las firmas a la hora de determinar sus costos de reposición”, se aclaró.
En paralelo, “además del motor cambiario, es probable que se encienda el motor salarial en el corto plazo”. “Las menores restricciones a la producción de bienes y servicios están permitiendo reabrir las postergadas negociaciones colectivas, pautadas inicialmente para marzo, abril y mayo, pero suspendidas por la crisis sanitaria y su impacto negativo en la economía”, recordó la consultora.
Al respecto, admitió que “la importante pérdida de puestos de trabajo que provocó la cuarentena (-20% interanual en el segundo trimestre) limita las demandas de recomposición. No obstante, los salarios nominales mostrarán crecimientos en los próximos meses. Por caso, acumularon una suba de 18% entre enero y agosto de 2020 (último dato disponible), donde 14 puntos porcentuales corresponden al primer trimestre y el resto al período abril-agosto”. Por esta razón, “hay espacio para reclamar actualizaciones nominales que aumentarán el costo laboral de las empresas”.
En suma, «la inflación se aceleró en octubre y probablemente se mantenga por encima del 3% mensual en noviembre y diciembre. De esta manera, la suba de precios acumularía cerca de 35% en 2020, ubicándose muy por debajo del cierre de 2018 y 2019, cuando orilló el 50%.
Sin embargo, “en el camino se habrían acumulado diversos desequilibrios y atrasos (precios relativos, dólar, salarios y tarifas) que posiblemente la devuelvan a la inflación a la zona del 50% en 2021, casualmente, el año electoral”, concluyó.