Imputaron a un gendarme en la causa «Narcopolicías» y un hecho de amenazas involucra a dos agentes
La Fiscalía Federal, a cargo de Patricio Sabadini, avanza en la causa «Narcopolicías», que investiga una presunta connivencia entre efectivos de la Comisaría Duodécima y vendedores de drogas. Este miércoles el fiscal solicitó la ampliación de indagatoria de dos policías y también la imputación de un suboficial principal de Gendarmería Nacional que habría facilitado información confidencial a uno de los efectivos involucrados.
Diario Chaco accedió al dictamen de Sabadini en el que relata un hecho ocurrido en enero de este año cuando personal de Gendarmería estaba en plena investigación, lo que motivó el pedido de información detallada de un suboficial principal de Gendarmería Nacional y la ampliación de indagatoria a los policías Rubén Alberto Molina y Leandro Gabriel Cocco.
AMENAZAS
El 12 de enero de este año, personal de Gendarmería llevó tareas investigativas en inmediaciones del domicilio de Molina, todo esto en el marco de la investigación por una organización, cuyas acciones comprenderían la comercialización de estupefacientes, contando entre sus filas, con la participación de personal perteneciente a la Policía de la provincia del Chaco, quienes realizarían procedimientos de manera irregular.
Sin embargo, ese día el personal de Gendarmería notó que luego de realizar esa pasada en el Barrio «Santa Catalina» de Resistencia, comenzaron a ser seguidos por un vehículo propiedad de Molina quien «inmediatamente se colocó delante del vehículo de Gendarmería, cerrándole el paso y provocando que se detenga» , según detalla el documento judicial.
«Del Suzuki, descendió un hombre vestido de civil, identificándose como Sargento Molina, alegando ser personal de la Policía del Chaco dependiente de la Comisaría duodécima, sin credencial que lo identifique como tal. Esta persona, se dirigió de manera prepotente y agresiva al personal de Gendarmería Nacional, exigiendo conocer los motivos por los cuales, estos funcionarios, se hallaban en el B° «Santa Catalina» , a lo que éstos respondieron que se hallaban haciendo recorridas de prevención; esto, a fin de no deslizar ninguna respuesta que pudiese frustrar la investigación en ciernes», indica la documental, algo que también consta en el libro de novedades de la Unidad Operacional (URI) de Gendarmería Nacional, en donde prestaban funciones los Gendarmes intervinientes.
Ese mismo día, horas más tarde, se hicieron presentes en el asiento de la Unidad de Reunión de Información (URI – Chaco), los agentes Molina y Leandro Gabriel Cocco vestidos de civil, a bordo de una motocicleta marca «Honda – Tornado», sin dominio colocado, armados con escopetas.
Los dos se presentaron como integrantes de la Policía del Chaco y pidieron conocer los motivos por los cuales la camioneta perteneciente a la Unidad (URI), se encontraba realizando recorridas en las cercanías del domicilio de Molina.
¿Cómo supo Molina que el vehículo que estaba investigando pertenecía a la Unidad de Gendarmería? Del análisis de las intervenciones telefónicas, descubrieron que el empleado policial se puso en contacto con una persona que sería miembro de Gendarmería Nacional, a quien consultó por el vehículo en que realizaban las recorridas.
La persona a la que acudió Molina, ese 12 de enero al mediodía, es personal de Gendarmería Nacional y se encuentra prestando servicios en el Comando de Región VII «Santa Cruz».
Dichas escuchas generaron que el integrante de Gendarmería también sea imputado, en su caso por haber brindado datos de carácter privado respecto a la ubicación de una unidad de operaciones especial de una fuerza de seguridad, características de un rodado utilizado para llevar adelante tareas de inteligencia y vigilancia, así como la estructura operativa de la mentada fuerza. El artículo 157 del Código Penal establece una pena de un mes a dos años de prisión e inhabilitación especial por uno a cuatro años, para «el funcionario público que revelare hechos, actuaciones, documentos o datos, que por la ley deben ser secretos».
QUÉ PASÓ EN ESAS CONVERSACIONES TELEFÓNICAS
El suboficial principal de la Fuerza federal durante la conversación con Molina se comprometió a realizar averiguaciones y además brindó información respecto de apellidos de personas que estarían trabajando en el Escuadrón 51 de Gendarmería Nacional. También brindó información precisa respecto de la Unidad de Reunión de Información, indicando domicilio, así como la descripción del vehículo que era utilizado por dicha unidad.
La fiscalía advirtió que en las comunicaciones tanto el gendarme como Molina eran conscientes respecto de lo confidencial de la información que el primero le estaba brindando al segundo.
DECLARACIÓN
Por lo descripto, imputaron al gendarme y pidieron la ampliación de indagatorio de los policías por «la realización de una maniobra de interceptación e interrupción, en forma irregular, de un móvil de Gendarmería Nacional, que se encontraba ejecutando tareas de inteligencia» por «en lugar de velar por la seguridad en la jurisdicción donde estos cumplen funciones, realizaron, por si mismos, tareas de inteligencia y recolección de información, por fuera de los canales institucionales».