El último debate presidencial reafirmó la polarización de cara a las elecciones
El Presidente y el candidato del Frente de Todos se dispararon con munición gruesa en el debate. A diferencia con el primero, los postulantes elevaron del tono de las críticas y las chicanas.
Como era previsible, los cruces entre Mauricio Macri y Alberto Fernández fueron el plato fuerte del segundo debate presidencial en la recta final hacia las elecciones del próximo domingo. El mandatario y el candidato del Frente de Todos se dispararon con munición gruesa por temas diversos como la economía, la pobreza, la calidad institucional y la corrupción.
Junto a Macri y Fernández también debatieron en la Facultad de Derecho de la UBA los otros cuatro candidatos: Roberto Lavagna (Consenso Federal), Nicolás Del Caño (FIT), Juan José Gómez Centurión (Frente Nos) y José Luis Espert (Unite).
De arranque, Macri salió con una chicana: «Tengo un compañero de fórmula que siempre da la cara». La alusión apuntó a Alberto Fernández y su candidata a vice, Cristina Fernández de Kirchner.
A su turno, el candidato del Frente de Todos recogió el guante: «Un Presidente no tiene que firmar decretos que favorezcan a su hermano», disparó. Y luego hizo referencia a las críticas que recibió desde el oficialismo por su gestualidad con las manos. «Mi índice solo marca errores y señala inconductas. Lo que hay que ver es el índice de pobreza, el de inflación. Ocupémonos de lo importante», arremetió.
Seguridad
Macri, en tanto, fue el último en hablar en ese bloque y volvió a cruzar a Alberto Fernández: “Ellos abandonan a las víctimas del delito, ellos alientan a los barras, destratan a nuestras fuerzas de seguridad, descuidan las fronteras, y transformaron a la Justicia en una puerta giratoria”.
“El kirchenrismo le dio gatillo fácil a los delincuentes. Y también creo que si alguien apuñala a alguien en la calle tienen que detenerlo”, afirmó en un respaldo a la denominada “doctrina Chocobar», que alude al efectivo policial que abatió a un delincuente que había apuñalado siete veces a un turista en Retiro.
Macri también se refirió a la muerte de Santiago Maldonado y dijo que fue «un ataque a la institución muy reconocida» en la lucha contra el narcotráfico, la Gendarmería, algo que -según consideró- «no fue casualidad».
“Por suerte no nos parecemos en nada presidente Macri”, replicó Fernández, quien abogó por una política de seguridad “con menos marketing” y con un abordaje integral desde lo social y la educación, pero remarcó que debe profundizarse el cumplimiento de las penas. Además prometió crear un consejo de seguridad.
Espert tuvo una de las posiciones más duras al proponer una baja de la imputabilidad a los 14 años. “Delito de adulto, pena de adulto”, expresó. Además, dijo que su gobierno podría en manos de los efectivos de Seguridad la capacidad de utilizar fuerza letal contra delincuentes. Otro de los puntos que remarcó, y en el que coincidió Gómez Centurión, fue en recuperar “el orden” y prohibir los piquetes.
Por su parte, Lavagna dijo que propone “ni mano dura, pero tampoco mano fofa”. Del Caño afirmó: “Nos oponemos a la baja de la imputabilidad y a la mano dura”. Además, propuso legalizar el consumo de marihuana.
Economía y pobreza
En el bloque de Empleo, Producción e Infraestructura también hubo cruces. “Dimos vuelta la energía después de la peor gestión energética de la historia”, arrancó Macri y le dio pie a Fernández que remarcó el aumento del desempleo, la caída de la economía, la pérdida de poder adquisitivo, y la política tarifaria.
“Vamos a hacer que los argentinos dejen de pagar tarifas dolarizadas que solo benefician a los amigos del Presidente”, dijo y luego insistió: “En materia energética lo que usted hizo fue llenar el bolsillo de sus amigos”.
Macri retrucó con las causas judiciales que investigan presuntos sobornos en la obra pública. “Ellos son así, no cambian más, cuando gobiernan creen que son los dueños de la plata de la Argentina”, arremetió. “¿Y usted no vio lo que pasó en la obra pública?”, respondió Fernández en referencia a la historia de la familia Macri, en especial el patriarca ya fallecido Franco Macri, con los contratos con el Estado.
“Es de muy mal gusto citar a una persona que ya no está en el mundo y no se puede defender. Pero claro, teniendo que tapar 51 contratos por u$s2.000 millones para Lázaro Báez con una empresa inexistente, o los departamentos de Muñoz, o las valijas de Antonini, o los bolsos de López, o la efedrina. Es difícil creer que usted no vio nada. Lo vio Lavagna desde el otro lado de la calle, y usted en la oficina de al lado dice que hubo un descuido ético de Néstor y Cristina, pero usted no vio nada”, replicó el Presidente.
Por el lado de las propuestas de este bloque, Lavagna consideró que “una economía en marcha, en crecimiento, es lo único que va a permitir estabilizar las variables”. Gómez Centurión expresó que “el gran empleador no debe ser el Estado, debe ser la producción”.
Espert, por su parte, volvió a su discurso anti sindical y enfatizó la necesidad de reformas laborales. “Las leyes laborales no ha servido para mejorar la situación de los trabajador, solo sirvió para cobijar a la cofradía sindical”, lanzó y reiteró su calificación de “mafias” hacia los gremios.
“Tenemos que eliminar la indemnización de despido y reemplazarla por un subsidio de desempleo. Las empresas no van a contratar gente si corren riesgo de cerrar si despiden a un trabajador. Los impuestos al trabajo son los más altos del mundo. Vamos a eliminar los aportes personales”, consideró.
Del Caño arremetió contra Macri al sostener que “jamás va a poder entender lo que sufre una familia trabajadora cuando se queda sin empleo. Siguen con la misma agenda de las patronales y el FMI. No pudo con la reforma laboral y ahora quieren avanzar sector por sector”.
Calidad institucional
El tercer bloque, no podía ser de otra manera, volvió a ser escenario de cruces entre Fernández y Macri.
“El presidente Macri dijo que iba a mejorar la calidad institucional y lo primero que hizo fue designar por decreto a dos jueces de la Corte”, recordó Fernández y repasó otros intentos de Cambiemos de intervenir en cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento de la Justicia.
“Hay que terminar con los empresarios que corrompen y con los funcionarios que se dejan corromper. Y con los empresarios que llegan al poder para hacer negocios”, cargó.
A su turno, el actual mandatario acusó al kirchnerismo de buscar someter a los gobernadores “con látigo y chequera”. Luego acusó al Gobierno anterior de dejar un Estado “sin estadísticas y lleno de militantes”, afirmó que “ahora dicen que quieren libertad de prensa y a la vez fantasean con una CONADEP del periodismo”, y remató: “Son tantas las diferencias que tenemos que ellos no ven, no creen, que Maduro es un dictador”.
En tanto, Alberto lanzó: «Quisiera que el Presidente se ocupe seriamente de la calidad institucional. Los argentinos quisiéramos saber qué ocurrió con los parques eólicos, cómo fue que su hermano terminó blanqueando dinero cuando la ley se lo prohibía, qué va a hacer con el Correo».
Lavagna consideró “esencial una nueva ley de coparticipación para evitar la discrecionalidad”. Además, dijo que “hay que aumentar el control sobre los presidentes”, y que tanto el Congreso y la Justicia recuperen funciones.
Irónico, Espert aprovechó para hacer una doble chicana a Macri y Fernández al repasar que ambos espacios tomaron medidas similares en gestión. “Muchachos abrácense, tan diferentes no son”, cargó.
Desarrollo social y vivienda
La pobreza fue otros de los temas que disparó cruces entre los dos principales candidatos.
“Gracias a Dios no nos parecemos en nada. Y en la pobreza es algo en que no me quiero parecer. Cuando termine su mandato la pobreza va a ser del 40%. Prometió pobreza 0 y mintió. La multiplicó”, encestó Fernández. Y Macri replicó: “Es indignante escucharlos hablar de pobreza. No les creo nada. Gobernaron los últimos 24 años y lo único que hicieron fue ocultarla”.
En pleno debate, Macri anunció: “Quiero hablarle a las familias que tienen un crédito UVA, a partir del 1 de enero sus créditos se van a ajustar por salario y no por inflación”. La propuesta del Presidente fue celebrada con ironía por el resto de los candidatos. Lavagna afirmó ponerse «contento» al escucharla, mientras que Fernández sostuvo que «menos mal que ahora el presidente se acuerda del tema de la vivienda».
Para Lavagna, “los últimos dos gobiernos confundieron desarrollo social con reparto de planes” y advirtió que “Argentina corre el riesgo de acostumbrarse a la pobreza”.
Espert sostuvo que “para luchar contra la pobreza no hace falta 10 millones de medidas puntuales, hace falta crecimiento sostenido” y propuso “reformas pro mercado y una reforma laboral”, y dijo que “el sistema jubilatorio en la Argentina es una mentira, una estafa” que debe reformularse completamente.
«Décadas de planes que han fracaso. Desarrollo social debería ser lo opuesto a asistencia social. Si seguimos aplicando las mismas recetas del pasado vamos a llegar al mismo resultado», agregó por su parte Gómez Centurión.
En el cierre, Macri usó su último minuto para volver a apuntar contra el espacio que encabeza Alberto Fernández. “El kirchnerismo volvió a ponerse agresivo, tal cual es su historia”, dijo. Además, se envalentonó de cara a las elecciones del próximo domingo y se refirió a la multitudinaria “Marcha del Millón” que lideró el sábado en la 9 de Julio. “Estamos convencidos de que vamos a dar vuelta no solo la elección si no también la historia”, enfatizó.
Fernández recurrió a la música y a un clásico nacional. “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y sin embargo estoy aquí resucitando. Eso cantaba María Elena Walsh (NdR: en la canción “Como la cigarra”) y es la historia de la Argentina. Vamos a poner a la Argentina de pie y que en la grieta se queden ellos”, concluyó.