Arranca la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza ¿por qué no se come carne?
La Iglesia católica transita este tiempo como un período de ayuno, oración y sacrificios. En la misa de hoy se realiza una cruz en la frente de los creyentes como símbolo de que portan al Espíritu Santo.
Este 14 de febrero, la Iglesia Católica celebra un nuevo Miércoles de Ceniza como cada año. Esta festividad religiosa señala el inicio del tiempo de Cuaresma como preparación de 40 días antes de la Pascua y tiene distintos ritos, como la misa, que se celebrará en honor a esta fiesta.
El número cuarenta tiene una simbología muy importante para la fe cristiana: 40 fueron los años que el pueblo judío permaneció en el desierto guiado por Moisés y los días que Jesús permaneció en las tierras de Judea sin agua ni alimento padeciendo las tentaciones del demonio. Los católicos celebran este tiempo como un período de ayuno, oración y sacrificios.
Para empezar, es importante recordar que la Cuaresma simboliza el tiempo de preparación para la festividad más importante de los católicos: la Pascua. El Miércoles de Ceniza se celebra 40 días antes del Jueves Santo, donde inician los ritos de la Última Cena y la Pasión de Cristo.
Se llama de Ceniza, porque ese día se queman las plantas y ramos de olivo que se utilizan en el Domingo de Ramos anterior. Con los restos de ese rito, se realiza una cruz en la frente de los creyentes como símbolo de que portan al Espíritu Santo (la materialización de Dios en el hombre).
Este día no tiene una fecha fija en el calendario, sino que se celebra siempre en el miércoles después del Carnaval y con 6 semanas de anticipación a la Pascua. Los tiempos posteriores de Cuaresma están marcados por la limosna, el ayuno y la oración.
¿POR QUÉ NO SE COME CARNE EN LA CUARESMA?
La tradición católica marca que los viernes durante los 40 días anteriores a la Semana Santa no se coma carne, aunque algunos reducen estas fechas al Viernes Santo y al Miércoles de Ceniza. Esta tradición obedece a que en la Última Cena no se ingirieron alimentos cocidos, en homenaje a la cena previa a que el pueblo de Israel escape de Egipto.
La fe cristiana también marca que este tiempo es de ayuno y reflexión. Por eso, muchos creyentes practican una vida austera sin ingerir carnes ni darse grandes lujos. Es importante recordar que el ayuno debe practicarse con cuidado y que, tal cual indica la Iglesia, está vinculado a una práctica destinada a compartir con los demás y no a un hábito egoísta.
De esta forma, el ayuno y la oración deben estar ligados a un encuentro con los demás. Por consiguiente, surge una tercera práctica: la limosna. Si los actos se realizan «delante de los hombres para ser vistos», el Evangelio toma estas obras como vanidosas e «hipócritas».