Aída Ayala decidió cambiar de posición por fuertes amenazas y maldiciones
«Creo que ni la Argentina ni el Chaco estábamos preparados para este debate, que provocó dolor y agresión», sostuvo la diputada nacional de Cambiemos, Aída Ayala, al referirse al proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
En declaraciones a La Radio 104.7, adelantó en este sentido que si bien votó a favor de la iniciativa, dijo que no volverá a respaldarla en el caso de que la misma sea enviada de vuelta desde el Senado a la Cámara Baja.
«No creo que salga la ley», sostuvo, dando a entender que podrían no ser sancionada en la Cámara Alta o, de pasar esa instancia, el presidente, Mauricio Macri, la vetaría. Sin embargo, y en el caso de que se aprueba con modificaciones en el Senado y vuelva a la Cámara de Diputados, aseguró que no la volverá a acompañar.
«Yo no voy a acompañar más, pero no porque haya cambiado mi voto sino porque no puedo tener la soberbia de creer que represento con mi voto a todos los chaqueños», argumentó. «Voy a dar dos pasos hacia atrás, pero no voy a bajar los brazos», añadió.
La diputada denunció además que sufrió fuertes agresiones por partes de integrantes de la Iglesia, quienes se mostraron furiosos por su voto a favor. «Esto generó una grieta muy fuerte, división, odio e intolerancia. Yo he recibido de parte de la Iglesia maldiciones. No importa lo que me hagan a mí, sino que también lo viví con mis hijas. El cura me excomulgó», señaló.
Ayala recordó que su posición a favor de la legalización del aborto buscaba que las mujeres se puedan acercar al Estado cuando deseen interrumpir su embarazo y no terminen en situaciones de clandestinidad que le podrían provocar la muerte.
«No se votaba aborto sí o aborto no. Nosotros tenemos que reconocer que el aborto existe. Entonces nos planteamos si queremos que siga siendo clandestino o ver de qué manera el Estado se hace presente», dijo.
«Estos años que viví en Resistencia vi la cara del abandono, del pecado y del delito en la mujer. Hace 100 años que criminalizamos a la mujer y no hubo ninguna solución. El aborto sigue existiendo», remarcó.
«Esta no es una ley que propicia un banco de órganos ni negocios clandestinos ni negocios para hospitales, sino que desde mi lugar pretendí aportar un granito de arena para que la mujer se acerque al Estado. La mujer hoy es asesina o es pecadora. Si va a la Iglesia, la echan, y si va al Estado la tienen que poner presa», sostuvo Ayala.