¿Quién fue San Roque y por qué se celebra el 16 de agosto?
En agosto, después de la Asunción de la Virgen, llega el día de San Roque. Patrón de los peregrinos, de los contagiados por epidemias, de los enfermeros, de los falsamente acusados, San Roque se representa siempre junto a su fiel perro, y se recuerdan su vida y su milagro el 16 de agosto.
San Roque, nacido en Montpellier en 1295, en su peregrinaje hacia Roma llegó a la ciudad italiana de Aguapendente, donde quedó sobrecogido por los estragos de la peste.
San Roque desconocía su poder taumatúrgico, que descubrió cuando, impulsado por su generosidad, trazó el signo de la cruz sobre el cuerpo de un enfermo, y este sanó con tanta alegría y exaltación de júbilo que todos los apestados de la gran sala del hospital quisieron recibir la bendición de tan extraño ermitaño.
El hecho trascendió rápidamente y San Roque tuvo que huir de la multitud que le asediaba y que, como era de esperar, le contagió. Sin embargo, el santo carecía de don para sanarse a sí mismo, y, enfermo, se refugió en una cueva. Allí lo descubrió un perro tan inteligente que se percató de la hambruna del bendito Roque y marchó a casa de su amo para coger un panecillo y llevárselo.
La visita y la ofrenda se repitió día tras día, con el prodigio de que la lengua del perro le sanaba al lamer sus heridas. Pero tanto panecillo escamoteado puso en guardia al amo de la alacena, que decidió seguir al chucho y penetrar en la cueva del santo, al que reverenció porque despedía una luz especial a la vez que le hablaba del mensaje amoroso de Cristo.
La hagiografía termina con la muerte de San Roque en Montpellier un 16 de agosto, motivo por el cual se le dedica este día. En su ciudad natal lo encarcelaron, confundiéndole con un espía. Nadie le advirtió lo difícil que es ser profeta en su tierra, aunque por el perro su imagen es inconfundible.