Dengue: la epidemia alcanzó sus mayores registros históricos de casos en Argentina y América
En la temporada 2019-2020 se atravesó la epidemia de dengue de mayor magnitud que se haya registrado hasta el momento en Argentina, y también la peor que haya registrado América con más de 3 millones de afectados. Marina Stein, especialista del Instituto de Medicina Regional de la UNNE, sostiene que son múltiples los factores que pueden explicar la situación récord de casos, entre ellos la pandemia de la COVID-19, y que la circulación de varios serotipos del vector incrementa la probabilidad de la forma grave de la enfermedad. Pero remarcó que el foco debe ponerse a futuro en cómo reforzar las medidas preventivas y las respuestas sanitarias.
Según el Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina, en la temporada epidemiológica 2019-2020, se notificaron al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud 96.454 casos con sospecha de dengue. Se registraron 56.293 casos de dengue (entre probables y confirmados por laboratorio o nexo epidemiológico) sin antecedente de viaje, 1.498 con antecedente de viaje al exterior u a otras provincias y otros 1.098 cuyo lugar de adquisición se encuentra aún en investigación.
Se puede observar así que en la actual temporada se ha superado el número de casos registrado en la temporada 2015-2016, (que afectó principalmente a la provincia de Misiones) en la cual se había registrado el mayor número en la historia del país hasta ese momento con 41.749 casos, y muy superior a la primera gran epidemia que sufrió Argentina (22000 casos aproximadamente) en el 2009, donde Chaco fue una de las provincias más afectadas con el 50% del total de casos registrados en todo el país.
Con lo cual, en 2019-2020 se está atravesando la epidemia de dengue de mayor magnitud que se haya registrado hasta el momento en Argentina, superando en un 40,5% los casos acumulados comparados con la temporada 2015-2016.
Hay que tener en cuenta que también es la peor epidemia que haya registrado América en su historia con más de 3 millones de afectados de dengue.
Durante la presente temporada se detectó la presencia de 3 serotipos del vector: 72% correspondió a DEN-1, 26% a DEN-4 y 2% DEN-2. Es decir 3 serotipos circularon al mismo tiempo con el riesgo que esto implica para la salud de la población por la mayor probabilidad de sufrir la forma grave de la enfermedad que puede llegar a la muerte.
En la región NEA el brote tuvo una extensión temporal mayor, aunque el aporte absoluto de notificaciones es menor al de las regiones citadas. Además en NEA registró la mitad de casos de dengue autóctono que las regiones NOA y Centro cuando en años anteriores no era tan marcada la diferencia.
En ese contexto, el Departamento de Comunicación del Rectorado de la UNNE consultó a la Dra. Marina Stein, Jefa del Área de Entomología del Instituto de Medicina Regional de la UNNE, e investigadora adjunta del CONICET, para brindar algunas explicaciones respecto a la epidemia de dengue en Argentina.
Múltiples factores
Para entender los factores que generaron que la actual temporada epidemiológica (2019-2020) sea récord en casos de dengue en el país, Stein sostuvo que resulta necesario referir a dos cuestiones: la primera es preguntarse qué factores deben darse para que ocurra una epidemia de dengue, y en particular en Argentina, y la segunda cuestión se relaciona a si es posible saber a ciencia cierta la magnitud que tendrá una epidemia.
Para la primera cuestión, explicó que para que una epidemia se produzca deben co-ocurrir 3 factores en espacio y tiempo.
El vector, mosquito Aedes aegypti, presente en la mayoría de las provincias Argentina a excepción de la Patagonia; el virus que en Argentina ingresa a partir de una persona que ha viajado a un lugar con circulación y vuelve al país infectado o algún viajero extranjero que ingresa al país ya con el virus en sangre desde alguna región donde el virus se presenta endémico, es decir todo el año hay casos y circulación viral, y en Argentina eso ocurre en la época estival donde el estado adulto que es el que transmite es más abundante.
Y por último los susceptibles, las personas sanas que se infectan al ser picadas por un mosquito que tenga el virus. El virus dengue se transmite por el mosquito hembra que se infecta al picar a una persona infectada con el virus en sangre y ese mosquito luego pica a una persona susceptible, sana. Como hay 4 tipos de virus dengue existen entonces 4 posibilidades de enfermarse de dengue.
En tanto, sobre la segunda respuesta para explicar la epidemia de dengue, remarcó que es que “no podemos saber nunca a ciencia cierta cuándo va a ocurrir una epidemia y cuántas personas van a ser afectadas”.
“Lo que si podemos decir es: que si estos 3 factores están presentes (virus, vector y susceptibles) la epidemia puede ocurrir, y por otro lado si no se están tomando medidas para el control de las densidades o poblaciones del vector las epidemias pueden ser cada vez mayores”, dijo.
Pero tampoco se puede saber exactamente “dónde ocurrirá”, indicó la especialista de la UNNE y Conicet, y, para tener una idea de lo impredecible de eso, mencionó las regiones donde se produjeron las 3 grandes epidemias en Argentina: en el año 2009 afectó principalmente el norte del país, en 2016 se concentró en la provincia de Misiones fundamentalmente, y en 2020 el epicentro fue el NOA y centro del país, incluida CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
“Sabemos que las mejor medida para la prevención de enfermedades causadas por virus transmitidos por Ae. aegypti es el control de las poblaciones del vector, el número record registrado en este 2020 también nos tiene que hacer reflexionar sobre lo que se ha hecho o se viene haciendo en este sentido”, remarcó.
La pandemia, como factor y medidas a tomar
En una entrevista con el Departamento de Comunicación de la UNNE la especialista amplio sus conceptos.
-¿Qué significa que en la presente temporada se puede observar un aumento de la curva más tardío y abrupto de los casos de dengue si se compara con la temporada 2015/2016?
Esto significa que los casos empezaron más tarde en el tiempo o se detectaron más tarde y que la transmisión fue más rápida, es decir más casos en menos tiempo. Podemos teorizar sobre eso, pensando que la pandemia de COVID-19 nos llevó a la cuarentena que nos mantuvo en casa por lo tanto si antes se enfermaba el integrante de la familia que no salía de casa ahora se infectaron muchos más integrantes en menos tiempo porque nadie salía de casa. Recordemos que el principal lugar dónde el vector Ae. aegpti se reproduce es en nuestras casas.
También dejamos de preocuparnos del dengue y pasamos a preocuparnos de Covid-19, entonces nos lavábamos las manos pero no controlamos los recipientes potenciales criaderos del mosquito. Me refiero a que desde los medios de comunicación pasó eso. En los hogares las propagandas que por lo menos aparecían durante las epidemias, quedaron ocultas por la pandemia.
Asimismo, en cuanto a las medidas de control hacia el vector, posiblemente la pandemia demoró acciones concretas por parte de los Ministerios, Municipios, Direcciones de control de vectores, etc.
-¿Entonces puede existir alguna relación entre la situación del dengue con la emergencia sanitaria por COVID-19?
La relación que veo es que se dio mucha relevancia a este nuevo virus, lo cual creo fue acertado, pero bajamos la guardia con el dengue, a sabiendas que estábamos atravesando como continente, la peor epidemia de su historia.
Tal vez nuestro sistema sanitario no está preparado para más de una gran epidemia, lo cual debe hacernos reflexionar desde los organismos responsables de cuidar la salud de la población.
La problemática del dengue no es algo para atender en el verano cuando empiezan los casos, las medidas de prevención deben realizarse de manera continua todo el año, principalmente en el invierno cuando la población del vector es más vulnerable. Y es una patología que está presente nuevamente en Argentina desde 1998.
-¿Existe alguna relación del número de casos con la existencia de más población de mosquitos o de su distribución?
Por supuesto que cuanto más abundante sea el vector y mayor sea su distribución, la probabilidad de que las epidemias sean más importantes en número de casos y se produzcan en más localidades es mayor.
Pero no es lineal esa relación, como dije antes no podemos saber exactamente cuándo y dónde y con qué magnitud ocurrirá.
Sí podemos decir que si no realizamos ninguna medida de prevención y/o control, para modificar hábitos en la población que no generen criaderos del mosquito, proveer los servicios de agua para que la población no necesite acumularla, eliminar, reducir, disponer, controlar los criaderos en los diferentes espacios urbanos, vamos a seguir teniendo epidemias y tal vez cada vez mayores.
-En la presente temporada se registraron 25 personas fallecidas con pruebas positivas para dengue y otras 11 se encuentran en investigación. ¿Es un número elevado frente a los registros de temporada anteriores?
La mortalidad en términos epidemiológicos que ocasiona el dengue no es elevada, podemos hablar del 2%, si la comparamos con la Fiebre Amarilla causada por un virus que transmite también Ae. aegypti, que está entre un 50% o más, pero para la Fiebre Amarilla hay vacuna, para dengue no.
Si comparamos ese dato de mortalidad con las epidemias pasadas si es más elevado, pero en este caso deberíamos realmente pensar que podría ser más bajo, si tenemos en cuenta que en la mayoría de los casos, la mortalidad por dengue, se da por la falta de atención sanitaria a tiempo. Por lo que los sectores con menos acceso a un sistema de salud se encuentran en una situación más vulnerable.
Debemos además prestar atención a la nueva situación que se presentó en esta epidemia ya que circularon como se señaló anteriormente más de un tipo de virus dengue y recordemos que una persona que ya se infectó con un tipo, desarrolló los anticuerpos para ese tipo, pero no para los demás.
Si esa misma persona se infecta con otro virus dengue diferente al primero, tiene mayores probabilidades de desarrollar la forma grave de la enfermedad y por lo tanto de fallecer.
La mayoría de la población que ha tenido dengue en Argentina ha sido con DEN-1, por lo que es susceptible a los otros 3 serotipos. Este año circularon DEN-1, 2 y 4. Allí probablemente haya una explicación del por qué más fallecidos. Por otro lado el sistema sanitario estaba más preocupado y destinado a COVID-19 que a dengue.
-Frente al número récord de casos: ¿Cómo se posicionan quienes trabajan en desde la ciencia en relación al dengue?
Quienes realizamos investigaciones relacionadas con la temática del dengue, desde diferentes enfoques, ya sea del virus, vector, ambiente, etc. sabemos que es muy importante el vínculo con los organismos decisores de políticas públicas, de allí que siempre ofrecemos nuestra experticia, asesorando sobre la temática. Aunque no siempre encontramos eco a nuestras propuestas.
Por otro lado en nuestro quehacer científico van surgiendo nuevos interrogantes sobre el tema que nos plantean desafíos para seguir con las investigaciones. Hay mucho hecho y mucho por hacer.
-¿Qué grado de fiabilidad tienen los registros realizados por parte de las provincias?
La notificación de los casos de dengue es obligatoria, creo que los organismos provinciales de salud son lo suficientemente responsables en este sentido.
-¿Qué medidas considera necesarias para la región para fortalecer las acciones que se vienen desarrollando?
Es necesario que las acciones de prevención y de control se realicen todo el año y se refuercen en el invierno que es el momento en que no tenemos mosquitos adultos Ae. aegypti ya que las temperaturas por debajo de los 12°C son letales para ellos, también para las larvas o pupas que están en el agua (temperaturas de 8°C). Solo tenemos huevos (el estado más vulnerable) aunque resistente al frío y a sequedad. Los huevos están en los recipientes adheridos a las paredes internas, la mejor medida de control es removerlos con un trapo. Para ello hay que reforzar las campañas de difusión con estos mensajes, mostrando los huevos, no sólo los mosquitos adultos.
Debemos implementar proyectos y programas en las escuelas para trabajar estas temáticas de manera obligatoria.
Se requiere impulsar el cambio de hábitos en los cementerios para que no haya más floreros con agua, que son un criadero muy importante. Debemos contar con normativas municipales que no permitan la existencia de cubiertas a la intemperie en la vía pública o en los fondos de comercios y el control de espacios urbanos que generen potenciales criaderos.
Debería regularse el comercio y transporte de neumáticos usados que es uno de los principales criaderos de Ae. aegypti y una de las principales formas de distribución del vector entre localidades.
Además son necesarios programas desde los centros comunitarios para el trabajo barrio por barrio sobre la temática.