VIH-sida: avanzan en el estudio de nuevas estrategias para el control y la prevención
Los éxitos logrados contra el VIH-sida son notables, ¿qué duda cabe? Las drogas antirretrovirales interfieren con el ciclo biológico del virus, disminuyen la carga viral hasta hacerla indetectable, y llegan a eliminar su transmisión vertical (de la madre al bebé en gestación) y horizontal. Además, son efectivas en alrededor del 95% de las personas y útiles como medida profiláctica preexposición en situaciones de alto riesgo.
Pero a pesar de que gracias a estas virtudes se logró controlar la infección y cronificar la enfermedad, diversos equipos científicos estudian nuevas alternativas para mejorar la adherencia y reducir efectos adversos.
«Desde su primer aislamiento en 1983, el VIH infectó a más de 77 millones de personas y solo se documentó un caso en el cual fue removido completamente del organismo -escriben Juan Pablo Jaworski, Claudia Frola y Pedro Cahn en «Nuevas estrategias para el control y la prevención de la infección por VIH», trabajo publicado en el número especial por los 80 años de la revista Medicina-. […] Hasta tanto se disponga de una vacuna capaz de prevenir la infección de todas las formas circulantes del VIH, es necesario desarrollar nuevas herramientas terapéuticas capaces de complementar y potenciar los efectos del tratamiento antirretroviral».
Una de las líneas de investigación que parecen más promisorias es la administración de «anticuerpos monoclonales neutralizantes» (producidos en el laboratorio), tecnología que progresó en los últimos diez años y que está entrando en fase clínica después de haber logrado resultados alentadores en monos Rhesus.
El VIH evade la respuesta inmune gracias a un amplio repertorio de maniobras defensivas, entre las que se incluyen su rápida mutación y el daño al sistema inmunológico del huésped. Sin embargo, las personas que viven con VIH logran desarrollar una respuesta inmune, aunque insuficiente. «El 1% de los infectados producen anticuerpos capaces de neutralizar más del 80% de las variantes circulantes -afirman los autores-. Debido a la elevada tasa de mutación del virus, estos anticuerpos proporcionan un limitado beneficio clínico. Pero la administración pasiva de anticuerpos monoclonales mostró un efecto positivo en la evolución de la infección».
«En una primera etapa, dábamos el anticuerpo y después lo desafiábamos con el virus -cuenta Jaworski, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y el Conicet, que hizo un posgrado en este tema en el laboratorio de Nancy Haigwood, en Portland, Estados Unidos-. Pero luego probamos infectar con el virus (por vía oral) y solo entonces administrar el anticuerpo (por vía subcutánea). Lo que vimos es que el virus se diseminaba por todo el organismo, pero lográbamos barrerlo».
Según explica el científico, que volvió al país en 2014, desde hace tres años ya hay estudios clínicos en marcha. «Estos anticuerpos de amplio espectro se generan en muy pocas enfermedades: tiene que ser una infección crónica y que mute muy velozmente, cien o mil veces más rápido que el virus de la gripe. El individuo genera su respuesta, pero el virus está siempre un paso adelante. Hoy hay alrededor de 60 anticuerpos monoclonales aislados. Lo que pasa es que el escalado de producción lleva tiempo. En este momento hay dos grupos que lo hacen, en la Universidad Rockefeller y en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH)».
Anticuerpos de élite
«Todos los pacientes tienen anticuerpos -explica Cahn, expresidente de la Sociedad Internacional de Sida e infectólogo ad honorem del Hospital Fernández-, pero solo hay una pequeña cantidad que sí generan estos neutralizantes. De lo que se trata es de desarrollarlos en el laboratorio, y utilizarlos en tratamiento y prevención. Por ahora, hay que darlos por vía intravenosa, lo que resulta muy costoso. Pero uno puede imaginar que se podría tratar a un paciente durante cierto tiempo con antirretrovirales, y una vez que está suprimida la infección, se la podría mantener a raya administrándole anticuerpos en forma pasiva. No estamos hablando de curación, sino de mejorar el tratamiento, de conseguir formas más cómodas de administrarlo. Por ejemplo, con implantes subcutáneos, o formulaciones que puedan indicarse semanalmente, o cada uno o dos meses».
Jaworski sube la apuesta: «Entre las hipótesis que se barajan, se piensa que, combinando tres o más anticuerpos, las personas podrían estar ‘limpias’ del virus durante seis meses».
Por otro lado, también avanza la investigación de una vacuna preventiva. De hecho, este año la Fundación Huésped, entre otros centros locales, participará en un ensayo que desarrollará en varios países el NIH y el laboratorio Janssen. El ensayo incluirá a hombres que tienen sexo con hombres, bisexuales y personas trans. «Califican individuos que también son considerados candidatos para la estrategia PrEP (preexposición): personas VIH negativas de alto riesgo», destaca Cahn.
El estudio evaluará una vacuna diseñada para generar protección frente a las diferentes cepas del VIH de todo el mundo.
Repertorio variado. Para lograr terapias más cómodas
Aunque el desarrollo de la terapia antirretroviral fue una avance sin precedente. Solo pasaron seis años entre la descripción de los primeros casos de sida, en 1981, y la aprobación de la primera droga con actividad antirretroviral demostrada, y luego otros desarrollos (como el test rápido, en la foto) permitieron mejorar la detección. Los científicos que trabajan en VIH-sida buscan ahora alternativas para potenciar los tratamientos y contener la carga viral por períodos más prolongados.