Mauricio Macri y Alberto Fernández ocuparon el centro del primer debate pero hasta la pelea fue muy guionada
Hubo algunos cruces fuertes pero en rigor escaso debate, entendido como discusión y contrapunto de ideas: fueron algunos chispazos y muchas exposiciones en modo “aviso” de campaña. Cada uno se ajustó al libreto propio. Mauricio Macri y Alberto Fernández lograron mantenerse en el centro, como ejes en todo sentido: gobierno que reconoce errores –algunos- y renueva sus promesas, y oposición dura que promete revertir la crisis. Roberto Lavagna quedó en segundo plano, jugando al papel de moderado y solvente. José Luis Espert y Nicolás Del Caño por derecha e izquierda fueron los más disruptivos. Y Juan José Gómez Centurión estuvo fuera de foco, incluso en el manejo de los tiempos. La primera entrega de las presentaciones de los candidatos a presidente, en el Paraninfo de la Universidad del Litoral, dio tal vez algo más de lo que podía esperarse y, de manera previsible, quedó limitada al formato y reglas del encuentro avaladas por los propios protagonistas. Exposiciones con escaso margen alguno para la polémica. Todo, hasta la dureza de algunos y el tono de otros, pareció guionado o “coacheado”
Ese marco tan estructurado no impidió, con todo, que cada candidato expusiera su estrategia, el hilván televisivo. Al contrario, lo hizo más visible.
Ese mismo esquema generó para los seis candidatos un mismo problema o al menos una misma solución. Expusieron sobre cuatro ejes (Relaciones internacionales, Economía, Derechos Humanos y diversidad de género, y Educación y salud). Eso mismo los mostró pendientes de los títulos, en dos sentidos: temático, para dar lineamientos generales, y mediáticos, para lograr alguna frase con repercusión.
La cuestión de fondo, el interrogante, es si alguno o varios de ellos lograron hablarle a algo más que su público. Cada equipo de campaña tendrá su respuesta, pero parece difícil que se hayan roto posiciones previas de manera significativa.
Macri y Alberto Fernández, se ha dicho, ocuparon y mantuvieron el centro de la escena. El Presidente logró a su manera aguantar la peor parte del juego –empezando por la economía- y respiró en los pocos tramos en que el fuego de cinco opositores debió dejar lugar a la diferenciación entre ellos mismos. El candidato más votado en las PASO ocupó precisamente el lugar de principal referente opositor, que quedó a tiro de piedra de la Casa Rosada. Fue por momentos más que duro, agresivo. Macri devolvió algunos golpes y en un caso, desbarrancó con una chicana sobre Axel Kicillof y el narcotráfico