Extraordinaria experiencia de un veterinario chaqueño al encontrarse por primera vez con una anaconda gigante en el Amazonas
El chaqueño Sergio Antúnez Rossi se adentró en la selva peruana para retratar animales salvajes. Experto en ofidios, salió a buscar a la segunda especie más grande del planeta y, para su sorpresa, la encontró. «Hasta un lugareño podrían pasar la vida entera sin ver una así».
Desde muy niño Sergio Antúnez Rossi sintió una mezcla de fascinación y atracción por las serpientes. Cuando todos los chicos corrían atrás de una pelota y soñaban con hacer algún día los goles de Batistuta, él jugueteaba por los pastizales de la selva de su provincia natal, Chaco, o caminaba por la orilla del Paraná en las playas de la correntina Paso de la Patria e imaginaba, precoz, una vida de plagada aventuras y en contacto con los animales.
Lilian, su mamá, y Sergio, su padre, vieron hace más de 30 años el potencial que tenía el pequeño y lejos de imprimirle miedo por este tipo de animales históricamente temidos por el humano, lo estimularon a aprender, formarse y ser responsable con los animales salvajes. «Si lo vas a hacer, hacelo en serio», le dijeron.
Antúnez Rossi es ahora un adulto de casi 37 años, veterinario ya, que trabaja como guía de pesca (conoce como nadie los rincones donde andan los dorados) y que, fuera de temporada, recorre el mundo en busca de nuevas aventuras para conocer mejor a su animal predilecto: la serpiente. Viajó por Asia, por Australia, por Estados Unidos. Estuvo en la selva colombiana, en la brasileña y finalmente ayer cumplió el sueño de entrar al Amazonas desde sus entrañas, en la mítica Iquitos, Perú.
Ya tenía suficiente alegría con estar ahí que a poco de llegar y comenzar su periplo se encontró con algo que, muchos especialistas como él, quizá no encuentran en toda su vida. Una gigantesca anaconda de seis metros y al menos 100 kilos que hacía la digestión en la orilla de uno de los brazos del río más importante del mundo, con la presa en su interior. «Seguramente es un carpincho», asegura Antúnez Rossi sobre lo que sobresale de la panza de la hembra constrictora.
«La Reina de la Amazonía, la Emperadora del Continente, la legendaria y mítica M’boi Jaguá», posteó en sus historias de Instagram, totalmente emocionado y sorprendido de poder ver de cerca, en estado natural -y viva, obviamente- a la segunda especie de serpiente más grande del planeta, la anaconda verde (Eunectes murinus). No casualmente, su usuario de Instagram, donde siguen sus arriesgados periplos más de 30 mil usuarios es @mboi_jagua, que en guaraní quiere decir «serpiente gigante» o «serpiente (mboi) fiera (jagua)».
«La sensación sinceramente fue de una felicidad y una adrenalina inmensa cuando la vimos en la orilla», cuenta a Infobae desde Iquitos Antúnez Rossi, que viajó especialmente para arriesgarse a encontrarla. «Ver una anaconda de más de cinco metros en la naturaleza nunca es fácil, ¡inclusive para la gente que vive en el lugar! Son animales que se camuflan muy bien y se vuelven invisibles en el agua, solo es posible verlas cuando están así como la encontré, haciendo la digestión después de haber atrapado una presa», explicó a Infobae.
«Es la primer anaconda que veo en estado salvaje, y fue realmente un monstruo. Podría pasar años hasta encontrar otra así de grande», comenta. Antúnez Rossi explica que viajó a esa zona amazónica especialmente: «Vine a esto y esta época es buena porque los ríos están bajos y es más fácil verlas, sino es casi imposible».
«Estoy cumpliendo un sueño, toda la vida quise registrarla en estado salvaje», da comienzo Sergio al video que se viralizó en Instagram, donde se lo ve tranquilamente arrodillado al lado de la anaconda, que parece ignorarlo olímpicamente, con la mitad del cuerpo sobre la superficie y la otra dentro del agua, mientras de fondo se escucha el coro de insectos y animales de la jungla.
«He venido al corazón del Amazonas peruano para tener esta oportunidad», arrancó visiblemente emocionado y explicó: «Si bien en las películas pueden ver anacondas que comen humanos, eso es todo mentira. Encontrar una anaconda de este tamaño es una locura».
El veterinario detalló que por su tamaño cazan en el agua. En tierra son muy lentas y pesadas. Pero que está diseñada para depredar perfectamente en condiciones acuáticas, donde se pueden mover a una velocidad de hasta seis metros por segundo. «Son excelentes nadadoras. El cuerpo es una bola de músculo», comentó.
Sergio aclaró en el video que no la manipulaba porque era evidente que estaba haciendo la digestión. «Si yo la molesto puede regurgitar su presa y a las especies de este tamaño les cuesta muchísimo cazar». Y sugirió que posiblemente el bulto que se le veía en su interior correspondía a un carpincho cazado días antes: «Puede estar hasta seis meses sin volver a comer».
Antúnez comentó que si intentara manipularla, por la fuerza de su cabeza podría enroscársele y matarlo. «No porque me quiera comer sino porque yo no podría solo con mi fuerza sacármela y desenroscármela. Además, si me mordiera, tiene unos 100 dientes de varios centímetros curvados hacia atrás que me harían mucho daño», aclaró.
Acostado a su lado, el veterinario y aventurero demostró que él no representaba para ella ningún peligro. «Tampoco estoy dentro de su cadena alimenticia. El único que puede predarla es el jaguar pero en este tamaño ya no tiene un depredador natural. Es la reina de la selva, por eso está así, tranquila», comentó.
El especialista, que este domingo volverá a internarse en la selva por tres días sin señal de celular ni contacto con otros humanos más que los lugareños, explicó, siempre con la anaconda haciendo la digestión a su lado, que esta especie es mitológica y que una de las razones es que, a diferencia de casi todas las demás, no pone huevos, nace directamente la culebra. También contó que una característica es que se reproducen al formar una «pelota gigante» con varias serpientes macho. «Las hembras largan feromonas y vienen muchos machos, que son más pequeños y raramente superan los dos o tres metros y se forman unas pelotas enormes de apareamiento. Es una locura poder ver eso», resumió en el video, y cerró con un retrato de palabras: «Es una hembra gordota y feliz».