Se reagrupa el coquismo: la aparición de Capitanich en Resistencia y las peleas partidarias que quedan
Este fin de semana hubo una reunión clave en el quincho de una senadora chaqueña, de la cual participó el ex gobernador y varios dirigentes. El peronismo, golpeado por la pérdida de poder, tiene un difícil camino de reconciliación. Los posibles «héroes» y las batallas partidarias que son inevitables.
Jorge Capitanich regresó. Volvió a la provincia como si se tratase de un Napoleón pos exilio a la isla de Elba, aunque en esta ocasión fue su decisión. Vino desde Buenos Aires, donde se desempeña como asesor de un banco, y formó parte de un encuentro nocturno en un quincho de la senadora Pilatti Vergara junto al círculo chico del peronismo. Ánimos caldeados y de incertidumbre.
El ex gobernador no protagonizaba una reunión tan amplia desde que fue derrotado el pasado 18 de septiembre, en primera vuelta, por el radical Leandro Zdero. Como su presencia no es habitual pero su liderazgo continúa marcado, ningún dirigente político marcó el ausente a excepción de alguno por razón de fuerza mayor.
Del encuentro en la zona sur de la ciudad capital habrían participado casi todos los peronistas de peso que tuvieron un rol importante durante los últimos cuatro años: la anfitriona, senadora María Inés Pilatti Vergara; la hija del ex gobernador, Guillermina Capitanich; la intendente de Barranqueras, Magda Ayala; la ahora diputada y ex presidente del Instituto de Cultura, Mariela Quirós; la ex vice gobernadora, Analía Rach Quiroga; la ex ministra de Salud, Carolina Centeno; el intendente de Presidencia de la Plaza, Diego Bernachea; el diputado nacional Aldo Leiva y su hijo, intendente de San Martín, Mauro Leiva; el ex ministro de Economía, Santiago Pérez Pons; el secretario general del PJ y ex subsecretario de Gobierno, Raúl Bittel; el titular del interbloque en Diputados, Atlanto Honcheruk y el intendente de Machagai, Juan García.
El diálogo comenzó con buenos ánimos. Capitanich comentó haber iniciado un doctorado y sobre su paso como asesor del Banco Provincia de Buenos Aires. Pero como, a pesar de haberse «retirado» de la política, continúa siendo el blanco de ataques mediáticos, no evitó el discurso sobre el contexto actual.
Por ello, ante todos los presentes, y según pudo reconstruir Diario Chaco , les habría pedido a sus dirigentes que conformen una «oposición salvaje». A sus diputados, catorce en específico, les aconsejó que salgan a «cuestionar todo» lo que ejecute el Gobierno de Zdero. Además, habría dado pie al inicio de una planificación que contemple en el Legislativo una unión entre el CER –espacio de Gustavo Martínez- y el rezagado espacio de los Bacileff Ivanoff con el objetivo de sumar tres diputados más en contra de la mayoría oficialista.
Las palabras de «Coqui», que no contuvieron ningún tipo de autocrítica según resaltaron los presentes, fueron bien recibidas por algunos pero no por otros. En el peronismo hay quienes todavía le critican actitudes caprichosas y de egocentrismo que causaron la pérdida de la gobernación, intendencias y la Cámara. «Cómo vas a salir a cuestionar un Gobierno a los tres meses. Si perdiste el partido por algo perdiste, algún error cometiste«, dijo uno de los dirigentes a Diario Chaco.
Sin embargo, la compleja situación de liderazgo actual en el PJ es innegable, y por ello los miembros del partido desean que el ex gobernador regrese definitivamente de su auto-exilio, ordene a la oposición toda y sea el próximo candidato a senador. No hay otra persona capaz de hacerlo, al menos por ahora, y lo saben. Esta expectativa, incluso, llevó a algunos de los presentes a pensar que, durante la reunión, Capitanich «habló como si quisiera volver». Una de las ideas impulsoras de este regreso sería que el ex gobernador habría manifestado su intención de venir a Chaco una vez por mes para mantener reuniones presenciales con su círculo.
Al día siguiente, el ex mandatario tuvo en su agenda una misa dedicada a su padre, cuyo entorno es de religión ortodoxa, en La Montenegrina. Por si no fuera poco, se trató del mismo fin de semana donde los peronistas Antonio Rodas y Cecilia Almendra perdieron la intendencia de Fontana a manos del radical Fernando Cuadra, quien le otorgó a Leandro Zdero su sexto triunfo político consecutivo. Una hipotética victoria de Almendra y la retención del municipio para el peronismo podrían haber desencadenado una aparición pública de Capitanich, remarcan los creyentes, quienes además afirman no entender el por qué Rodas abandonó la intendencia.
PERONISMO DIVERSIFICADO, SIN LIDERAZGO Y CON CRÍTICAS
«El que perdió la elección es el líder, y encima no hay relevo», afirma una figura de peso del PJ. Cuando Capitanich perdió la elección, anunció su «retiro» de la política y dejó la provincia sin un heredero partidario definido. El CER de Gustavo Martínez y el Frente Integrador de Bacileff Ivanoff, además, no mantienen buena relación con el coquismo. Todo quedó fragmentado.
La gestión Capitanich estuvo marcada por la aparición de jóvenes funcionarios como Santiago Pérez Pons, Mariela Quirós, Pía Chiacchio Cavana y otros. Ninguno fue «bien recibido» por los dirigentes de vieja data, sostienen fuentes a Diario Chaco , porque «llegaron por decisión del jefe y no por una carrera política», pero también porque «no contestaban el teléfono ni a los propios».
«Los compañeros te decían que es el peor gabinete de la historia de Coqui. No contestaban, no había atención, no se conocían», señalan, pero también reconocen: «No era la culpa del chancho, sino de quien les daba de comer».
Estas críticas silenciosas no son únicas. Se trata de una concepción generalizada durante los últimos cuatro años. Los peronistas le reclaman a Capitanich el no haber sido escuchados: «Los jóvenes son la fuerza del presente y del futuro, pero tienen que estar acompañados de gente grande. El conductor tiene que escuchar, pero no, él quería hablar él nomas. Y no, no es todo ‘si jefe’».
Por la ausencia del ex gobernador y su ratificación en privado de mantenerse afuera, el peronismo hoy confía solamente en la estructura partidaria para lograr una eventual unión. El «trípode» del poder peronista está asentado en las siguientes entidades: el interbloque de diputados, las autoridades del PJ –»Coqui» es el presidente- y el Foro de Intendentes.
Pero la unión del peronismo no sería alcanzada con simplemente un apretón de manos. El impulso de los jóvenes dirigentes, que llegaron con la venia de Capitanich, más el recelo de los viejos dirigentes, es un problema que tarde o temprano desatará una interna.
«Hoy hay un problema serio. El peronismo se reduce a su esencia, a quienes saben cantar la marcha peronista de memoria. Los peronistas peronistas. Esos peronistas no tuvieron buena relación con estos jóvenes, no los conocen, y ellos no los conocen a los otros tampoco porque no tenían necesidad…fueron elegidos«, indica uno de los referentes.
Desde el sector militante joven se distancian de estas críticas y optan por manejarse con cautela a sabiendas de que son la herencia plena del ex gobernador. A modo de autocrítica, los ex funcionarios de Capitanich señalan que el peronismo tiene responsabilidad por no haber entendido las necesidades de la población, y que por ello mantienen reuniones constantes para analizar y discutir qué hicieron mal. «Uno siempre comete equivocaciones, pero hoy no se discute otra cosa que no sean alternativas de soluciones«, se lamentan.
¿QUIÉN SALVA AL PARTIDO?
Ante este escenario de enfrentamiento, quienes más son nombrados como los posibles héroes de la unión son los intendentes. «Ahí están los votos, son 50 intendencias. No es menor el tema. ¿Habrá uno que unifique? Es lo que no se sabe», se plantea otro dirigente.
A pesar de que ningún político se anima a apostar por un pacificador específico, sí hay dos nombres que resuenan con fuerza para tomar el liderazgo por los próximos años en caso de que Jorge Capitanich continúe con su tesitura de retiro.
Se trata de la intendente de Barranqueras, Magda Ayala, y el intendente de Machagai, Juan García. Ambos son muy cercanos al ex gobernador, y también demostraron su fortaleza en las elecciones. Ayala ganó por segunda vez consecutiva la segunda municipalidad más importante de la provincia, lo que en boca de los dirigentes demuestra que «es alguien con territorio, vocación política, ambiciones y tiene todo». También es la vicepresidente actual del PJ.
García, por su parte, es señalado como un peronista de «buen perfil, preparado», con uña de guitarrero y capaz de lograr las conciliaciones que el partido necesita. Tiene peso dentro del Foro de Intendentes, pero hasta el momento le acreditan un poco de «frialdad». «Para salir del paso, sin que sea una conducción permanente, tiene un perfil que puede servir para estas cosas, para lo que hay que hacer», afirman.
Otra de las alternativas para lograr la unidad sería la negociación plena con el CER de Gustavo Martínez. Hay dirigentes quienes consideran que la verdadera «llave» la tiene el ex intendente de Resistencia, pero que tampoco tiene ninguna razón para ayudar al coquismo tras las diferencias en las elecciones pasadas: «No hay peleas eternas, pero hoy están mal las cosas y no hay ninguna razón para arreglar con él, pero él tampoco debe tener ningún interés. Debe decir ‘voy a colaborar con el fin de ciclo’».
Uno de los puntos de acuerdo, y paralelamente uno de los peores miedos para el peronismo en su conjunto, es la eficacia con la que Leandro Zdero manejó todas sus fichas políticas para hoy ser el gobernador. Le acreditan, además de haber «limpiado al radicalismo», un manejo del Estado que Capitanich habría sido incapaz de ver.
«Se viene el huracán Zdero. Hay que felicitarlo por todo lo que hizo, implacable. Nuestro gobierno hacía muchas obras, pero esas obras no se podían mantener, como los hospitales, escuelas, etcétera. Él se centró en reflotar esa estructura», le destacan.
En sintonía con esta idea, los ex gobernantes también reconocen que hubo una carencia de gestión durante los últimos años. Afirman que al Gobierno de Capitanich le faltó gerentes, gestores capaces de poner en pie todas las obras que el gobernador ponía en marcha. Por ello, comparan: «Ahora Leandro se planta: ‘Una ruta no me pidas, pero voy a ver si por lo menos te hago la señalización de lo que está. Escuela no vamos a construir, pero las vamos a pintar’», dicen, y critican: «Vos no le ibas a caer a Coqui con un plan de bacheo para Resistencia o Sáenz Peña. Eso era una pelotudez para él. El estaba con el segundo puente, acueductos, el norte grande. Era otra cabeza».
El peronismo tiene en claro que algo hay que hacer. Y hay que hacerlo ahora, en el corto plazo. Caso contrario, Zdero continuará sumando. La principal idea que sostienen todos los dirigentes, sin importar a qué sector pertenezcan, es la de poner el foco en discutir los problemas de la gente…volver al peronismo base y poner el «granito de arena» para funcionar. Consideran que es tiempo de sacarse las caretas y no continuar a la espera de que Capitanich algún día se levante de su cama en Buenos Aires y decida tomar las riendas. «Él es nuestro conductor. Nunca nadie se retira de la política», declaran casi que pidiendo auxilio a gritos.