Un informe de la UBA afirma que dolarizar la implicaría valuar precios a un tipo de cambio de más de $4000 por dólar
La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires realizó un estudio para explicar las ventajas y desventajas de dolarizar la economía argentina.
El contenido del informe fue difundido por Infobae y, en primera instancia indica que hacerlo eliminaría la inflación y la indexación de los contratos.
Entre las ventajas, se resaltó que «se elimina la inflación: Ante la imposibilidad de emitir, no se generan excesos de dinero que presionen sobre los bienes existentes y ello lleve a un aumento de los precios». Y agrega que «La economía se convertiría en una especie de juego de suma cero. Ya no existiría bimonetarismo (peso-dólar) por lo que el mercado de dinero estaría en equilibrio».
Por otro lado, afirma que «se elimina la indexación de contratos: Dado que todo el dinero circulante en la economía sería moneda dura, no se precisa incluir cláusulas de actualización. Por tanto, los resultados externos (balanza comercial, incertidumbre política, etc.) no tienen efecto en los precios locales (aunque sí en los bonos, por ejemplo)».
Destacaron también que «se comprime la prima de riesgo: La tasa de interés que pagan los bonos contempla una prima de riesgo cambiario (elemento más abultado en países como Argentina)».
«Dolarizar eliminaría este componente, por lo que se abarataría el costo de endeudamiento. Esto aplicaría tanto para el sector público como privado». También se subrayó que podría generar «altas tasas de crecimiento: Eliminar la inflación y el riesgo cambiario hace que el costo de financiamiento disminuya vertiginosamente, por lo que el crédito se abarataría exponencialmente, permitiendo a la economía encarar nuevos proyectos productivos y así crecer».
En cuanto a desventajas, se señaló que «se pierde el prestamista de última instancia (desaparece el banco central): La principal función de un banco central es preservar el valor del dinero (léase, inflación baja) y garantizar la liquidez necesaria al sistema bancario».
Dado que este último se caracteriza por ser de encaje fraccionario (los depósitos están prestados y así sucesivamente, reservándose los bancos sólo una fracción para contingencias), el Banco Central se posiciona como la única entidad que saldría a proveer liquidez a los bancos ante un pánico financiero que lleve al retiro masivo de depósitos». Por lo que «los bancos podrían quebrar, millones de pesos/dólares en ahorros desaparecer y se generaría una falta de liquidez global en el sistema que podría llevar a una severa recesión».
También alertaron que «no se elimina el riesgo de default: La dolarización elimina el riesgo devaluatorio ‘priceado’ dentro de los bonos soberanos, pero no elimina el riesgo de incumplimiento de pago. Hoy los bonos soberanos rinden 28% en dólares (2800 bps), es decir, cotizan a valores de default».
Así, Argentina «se quedaría sin financiamiento. Por lo tanto, una dolarización sin reformas de fondo no sirve y trae aparejado problemas que pueden desembocar en situaciones irresolubles».
En el estudio se destaca que «los consecutivos períodos de alta inflación argentina han sido pagados con una caída de los salarios reales. Es decir, la inflación licuó los aumentos salariales, disminuyendo el salario real. En tanto, los años de recesión son pagados, en parte, por los salarios (precio de la mano de obra). Al dolarizar, no se podría lograr este efecto en tal magnitud, por lo que el resultante sería el despido».
Al preguntarse a qué cotización se logra la dolarización, la respuesta fue tajante: «Con la cantidad de dinero circulante y de pasivos del BCRA, dolarizar la economía con el nivel actual de reservas netas implicaría valuar salarios y precios a un tipo de cambio aproximadamente de $4.315 por dólar».
«Caso contrario habría que pedir prestados USD 41.000 millones para dolarizar a un tipo de cambio de $200 y luego devolverlos».
Según el informe, «una dolarización funcionaría como una solución rápida a un problema de larga data en nuestro país, aunque supone el abandono de cierta soberanía económica, al mismo tiempo que requiere de acuerdos y reformas institucionales profundas».
En este sentido, «una dolarización dejaría en evidencia un problema de igual envergadura que la inflación: la debilidad de nuestras instituciones».
Por lo tanto, «estas decisiones deben ser evaluadas con suma cautela, dado que implican la toma de profundas medidas complementarias. Sin duda alcanzar un alto grado de cohesión social y política puede resultar un desafío arduo, pero sin duda necesario para una mejora significativa en la vida de nuestra sociedad argentina», concluyó.